Buscando mi falso yo

Su voz sonaba encantadora por teléfono. Después de perseguirlo durante semanas pude hablar finalmente con el para concertar una reunión. El trabajo de un año estaba listo para ser mostrado por primera vez. No pensé mucho que ponerme esa mañana, pero frente al closet abierto decidí elegir algo con onda, algo que hablara de mí. Convencida que ahora la calidad de mi trabajo era infinitamente superior a la de otros tiempos, partí con una sensación de optimismo y seguridad que no sentía hace meses. Llegué y como siempre tuve que esperar. No me importa, generalmente ocupo ese tiempo de espera en analizar el entorno y tratar de descubrir como será el ambiente laboral, como será cada uno de los que ocupan cada puesto de trabajo. La pomada: aquí somos cool. Vendida. Sigo esperando. Finalmente llega el personaje. El encanto continúa en su saludo. Su pinta: soy cool. No me importa, no me intimida la gente cool... solo me hace sentir... no cool. Pero ese día me sentí bien, me sentí osada. Llegan otros personajes a la reunión. El momento se acerca, tiro mi spitch y tras contestar un par de preguntas vagas comienza la función. Como siempre, no miro sus caras, solo cuento cada segundo transcurrido en mi cabeza que se convierten en millones. No importa, una vez más no importa, pasa siempre y los segundos terminan al fin y al cabo... No hay comentarios. Mis hijos, las piezas que han salido de mis entrañas no generan comentarios. No saben, no contestan. Acaso son impresentables?! No lo sé, pero al parecer para ellos no merecieron comentario alguno. Peor, peor que nada. Es como cuando eras chico y te mandabas una cagada y tu papá sólo te miraba, no le salían palabras dejándote sin poder dormir de la culpa. Bueno, ese día para mí la sentencia fué culpable. Por supuesto todo lo cool, lo segura, la pinta pensada e incluso la sonrisa se me fueron a la mierda.

No pude dejar de pensar durante todo el día que había pasado. Tantas veces he recibido el comentario: Está bien, hay muchos que parten con menos que tú. La temida pregunta se escucho en mi cabeza: No seré yo? Esa tarde me junté con un amigo y no pude evitar contarle lo sucedido o no se me ocurrió otra pavada que contarle. Terminé mi relato lo más objetivamente posible y así, sin anestesia me dice: Necesitas un personaje. Necesitas aprender a actuar. Osea el camino es más corto de lo que pensé, entro a estudiar teatro y se soluciona todo. Queeee!?
Lo entendí. Todos tenemos personajes que creamos y usamos al enfrentarnos a determinadas situaciones. Una vez que la relación con las personas se va haciendo más cercana, vamos dejando nuestra actuación atrás hasta revelarnos tal como somos o no hacerlo nunca del todo. Me acordé que cuando estoy con alguien que me es atractivo me da nervio mirarlo a los ojos todo el tiempo cuando me habla. Me siento vulnerable, como si a través de mis ojos pudiera ver mi interior y quedará al descubierto mi sentimiento. En resumen, tengo un mal personaje, un mal papel. Lo peor es que no se como crearlo. En eso me he llevado todos estos días, en inspirarme hasta encontrar mi personaje. Se me hace difícil, no logro dilusidarlo con claridad y la verdad no sé si quiera hacerlo. La verdad no se si quiera venderme, tal vez por eso siento que el camino se hace más difícil, porque tal vez me niego a actuar. Tal vez los personajes cool vieron a través de mis ojos y sintieron que para mi no eran realmente cool, tal vez vieron que yo había descifrado sus propios personajes. Personajes que los hacen tener pega.