Este año si que sí
Empiezo el día leyendo las típicas secciones de predicciones para el nuevo año que suelen inundar las revistas por esta época. Ya nada me sorprende. Desde hace unos 3 años que leo y escucho: este es tu año, en lo laboral lograrás el éxito que has buscado y te mereces, el amor tocará a tu puerta y esta vez no te desilusionará, la salud solo te generará unas pocas molestias en los huesos.....
A principios de este año que ya esta que muere no sólo leí lo mismo, sino que lo creí. Desde ese primer minuto ya todo empezó mal. Como tan inocente!!! (las palabras exactas podrían ser otras pero pa que desperfilar altiro el blog). Osea, si el destino me deparaba un buen camino para este año, si Dios se había fijado en que tenía que ponerle un poquito más de sal y pimienta al recetario de mi vida... en ese momento en que caí redondita, en que creí y más encima lo sazoné diciendome a mi misma que todo era mi actitud ante la vida, que si yo andaba positiva se reflejaría y realmente le torcería la mano al destino y bla, bla, bla. Ese día escribí mi propio destino. Con esa actitud tan positiva y tan impropia de mi, la desilusión estaba a la vuelta de la esquina. Todo lo que no resultara como lo decía el maldito horóscopo iba a transformarse en una gran desilusión, todo el trabajo de tornarse una persona positiva sería en vano, la palabra TONTAAAAA revolotearía por mi cabeza por largo rato. Así fué, y por eso hoy cerré la revista con una gran carcajada.
Si hay algo que mis casi 27 años me han enseñado es que no puedo renegar de mi, no puedo escapar de lo que soy y en variadas ocasiones lo he comprobado. No soy positiva, no soy segura, hay mil cosas que me atemorizan y que tapo entre tallas, risas y simpatía. Es así, es lo que soy y creo que aceptarlo abiertamente me depara un mucho mejor destino que el de hace un año. Me depara un destino en la tierra, que suele ser mucho más controlable y poco desilusionable que las nubes.
A principios de este año que ya esta que muere no sólo leí lo mismo, sino que lo creí. Desde ese primer minuto ya todo empezó mal. Como tan inocente!!! (las palabras exactas podrían ser otras pero pa que desperfilar altiro el blog). Osea, si el destino me deparaba un buen camino para este año, si Dios se había fijado en que tenía que ponerle un poquito más de sal y pimienta al recetario de mi vida... en ese momento en que caí redondita, en que creí y más encima lo sazoné diciendome a mi misma que todo era mi actitud ante la vida, que si yo andaba positiva se reflejaría y realmente le torcería la mano al destino y bla, bla, bla. Ese día escribí mi propio destino. Con esa actitud tan positiva y tan impropia de mi, la desilusión estaba a la vuelta de la esquina. Todo lo que no resultara como lo decía el maldito horóscopo iba a transformarse en una gran desilusión, todo el trabajo de tornarse una persona positiva sería en vano, la palabra TONTAAAAA revolotearía por mi cabeza por largo rato. Así fué, y por eso hoy cerré la revista con una gran carcajada.
Si hay algo que mis casi 27 años me han enseñado es que no puedo renegar de mi, no puedo escapar de lo que soy y en variadas ocasiones lo he comprobado. No soy positiva, no soy segura, hay mil cosas que me atemorizan y que tapo entre tallas, risas y simpatía. Es así, es lo que soy y creo que aceptarlo abiertamente me depara un mucho mejor destino que el de hace un año. Me depara un destino en la tierra, que suele ser mucho más controlable y poco desilusionable que las nubes.